En el año 1985, Coca Cola tuvo una idea innovadora para atraer a los consumidores: lanzar una colección de botellitas miniaturas.
Esta promoción se convirtió rápidamente en un éxito entre los consumidores de la marca, ya que las botellitas coleccionables tenían diseños únicos y atractivos, lo que las hacía muy valoradas por los niños y los coleccionistas.
El método de obtención era simple, había que canjear 10 tapitas de gaseosas de litro marcadas con un logo circular de 1 L. por una mini botella o por un cajoncito con capacidad para 6 unidades.
La particularidad de la colección es que había 10 motivos diferentes, ya que las mismas venían en diez idiomas y logos (de Coca Cola) propios de cada país, entre los que encontramos a Argentina, Bulgaria, Corea del Sur, China, Estados Unidos, Etiopía, Israel, Japón Tailandia y Túnez.
La estrategia de la empresa no solo generó una mayor demanda de sus productos, sino que también fidelizó a sus consumidores, ya que muchos de ellos se sentían incentivados a comprar más gaseosas para poder obtener las chapitas necesarias para canjear por las botellitas coleccionables.
En resumen, la estrategia de lanzar una colección de botellitas coleccionables a través del canje de chapitas fue un éxito para Coca Cola.